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Posts Tagged ‘shanghai’

Hace ya más de un mes que no escribo en el blog, lo siento. Y ya hace más de 2 meses que estoy en Corea. En este mes de blog en blanco han pasado muchas cosas, os pondré al día poco a poco.
Para empezar, la primera visita oficial del ministro del MoFa  a Shanghai.

La primera escapadita fue hace un mes y fue a visitar a Isa y Jesús, y a Lu (la mujer de Víctor), y al  resto de compañeros becarios (a los que desde aquí vuelvo agradecer su acogida, sus historias y su simpatía).
Shanghai es una ciudad enorme y llena de contrastes.
El primero de ellos es su tren de alta velocidad magnético, Maglev,  que alcanza los 430km/h y que tarda 7-8 minutos entre el aeropuerto de Shanghai y la ciudad. Hay que decir que son unos 60km lo que separa al aeropuerto de la ciudad…

431km/h  como las balas...

431km/h como las balas...

Nos recibió la lluvía y luego un color grisáceo que yo quise llamar niebla por no llamar polución.
Shanghai es un caos, más incluso que Seúl. Me atrevería a decir que hasta los conductores de Seúl lo hacen bien. Y es que en Shanghai, aunque el semáforo esté en verde no quiere decir que puedas pasar. Y en los taxis, como cualquier otro coche, el claxon es un elemento imprescindible. Todos los taxis son de la misma marca (que ahora mismo no recuerdo), y la mayoría tiene una mini tele con anuncios para los asientos traseros.

Lu nos llevó al mercado de las telas, allí nos tomamos medidas para trajes, camisas y chaquetón a medida. Y todo por 4 duros!! En los alrededores, grandes edificios se divisaban al fondo, paseabas entre casas bajas, muy antiguas, donde vende de todo en la calle, carnicerías que cortan su carne en tablas de madera mientras gotas de lluvia caen sobre la tabla, niños con su pantaloncito con un hueco en la parte trasera para que hagan sus necesidades cuando les apetezca, edificios en construcción o rehabilitación con andamios de bambú. Luego nos quejamos de la seguridad laboral…

tienda caótica y sus andamios de bambú

tienda caótica y sus andamios de bambú

 Tuvimos la oportunidad de comer saboreando la comida. El excesivo picante de la comida coreana impide adivinar muchos de sus sabores. Así que la comida china nos pareció una delicia. Y disfrutamos de la comida de «el Willy» un restaurante español en el centro de Shanghai. Su cocinero jefe es un catalán muy majo, amigo de Lu, y también trabajaba una chica catalana que estudio también en la UPF, una promoción posterior a la mía.

 

arrocito con sabor español

arrocito con sabor español

Escanciando té

Escanciando té

 

Cangrejos de rio

Cangrejos de río

En Shanghai  la mayoría de personas no hablan inglés, así que te las tienes que apañar como puedas. Una manera es a base de tarjetas de visita. Al coger el taxi simplemente tiene que enseñar la tarjeta, así ya saben donde llevarte. Pero hay lugares en los que se rompe la regla de que no hablan más que chino, y es en los «fake markets». En estos mercados de imitaciones hasta te hablan en español!! Es muy divertido darse una vuelta por allí, y aunque acabas comprando cosas que ni siquiera querías, el deporte del regateo vale la pena. De pedirnos por 4 corbatas unos 1400 yuanes (unos 140 euros), a acabar comprándolas por 60 yuanes (unos 6 euros). Arrasamos.

Y algo a lo que yo no llamaría Shanghai, es la zona de Pudong, que está al otro lado del rio y concentra la mayoría de rascacielos y es un gran centro financiero. Es impresionantes ver en tan poco espacio tanto edificio y tan alto. El abrebotellas, por su forma, tiene unos 90 y tantos pisos, logramos estar en el piso 91 con unas vistas fantásticas del resto de edificios, todo alumbrado y sin nada de «niebla». Una maravilla.

La perla

La perla

 

Frente al abrebotellas, autopista hacia el cielo

Frente al abrebotellas, autopista hacia el cielo

 

Edificios increibles

Edificios increíbles

Con la anfitriona, gracias isa

Con la anfitriona, gracias isa

 

Impresionantes vistas desde el piso 91

Impresionantes vistas desde el piso 91

Estuvimos en un templo budista con sus estatuas imponentes. Lo que menos me gustó del templo es su afán turístico. Estaba como muy hecho para los turistas, por lo que le resta gracia.
Y después los Jardines de Yuyuán (o como se escriba), unos jardines preciosos, con sus casas típicas. En los alrededores, otro de los contrastes chinos, los fuertes olores. Un olor nauseabundo nos persiguió hasta que conseguimos entrar en los jardines.

 

Disfrutando de los jardines

Disfrutando de los jardines

 

Más jardines

Más jardines

entre budas anda el juego

entre budas anda el juego

En una ciudad tan grande, estoy seguro que quedan millones de rincones por descubrir. Así que, amigos chinorris el año que viene preparaos para recibir otra visita 😉

 

 

 

 

 

 

Un beso a todos, en breve más y más aventuras!

pd: una cancioncilla para acabar el post

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